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EL CAMINO (EL DO) EN KAIZENDO (KAISENDO)

El «Do» en las artes marciales, especialmente en términos como «Karate-Do,» «Taekwondo,» «Judo,» entre otros, se traduce comúnmente como «el camino» o «el camino del.» Este término se deriva del japonés «道» (pronunciado «do») y se refiere a una filosofía más profunda y un enfoque de vida que va más allá de simplemente aprender técnicas de lucha.

En este contexto, «Do» representa una búsqueda más amplia de autodisciplina, autodescubrimiento y auto-mejora. No se trata solo de aprender a luchar o defenderse, sino también de cultivar virtudes como la humildad, la paciencia, el respeto y la perseverancia. En las artes marciales el “Do” están imbuidas de una filosofía que promueve el desarrollo del carácter y el crecimiento personal, además de la habilidad física.
Para los guerreros samuráis en el Japón feudal, el concepto del «Do» también tenía un significado profundo. Aunque el término «Do» se popularizó más tarde en las artes marciales japonesas, (Gendai Budo) los samuráis seguían un camino similar en sus prácticas y filosofía.

Para los samuráis, el «Do» se manifestaba en el bushido, que es el código de conducta y ética que regía su vida. El bushido, que significa literalmente «el camino del guerrero», no solo se trataba de habilidades en el campo de batalla, sino también de cultivar virtudes como la lealtad, el honor, la integridad, la valentía y el respeto.

Los samuráis seguían un camino de disciplina y autodominio, con el objetivo de convertirse en guerreros completos no solo en el aspecto físico, sino también en el moral y espiritual. El bushido no solo guiaba su comportamiento en el combate, sino que también influía en su conducta en la vida cotidiana y en sus relaciones con los demás.

En resumen, para los samuráis, el «Do» se expresaba a través del bushido, el cual representaba un camino de vida basado en la ética, la moral y el honor, así como en el dominio de las habilidades marciales.
En las artes marciales y concretamente en el KAIZENDO la atención se centra en la esencia del arte de la guerra, que no es otra cosa que la auto prevención. El camino del arte del KAIZENDO resume este concepto de prevención en la práctica diaria, KAIZENDO no es sólo proteger el cuerpo físico, sino también proteger la mente y el espíritu. El camino del KAIZENDO es el camino de «resistir», continuar y advertir contra todo lo que puede destruirnos.
El camino de las artes marciales, también conocido como «Do» en algunas disciplinas como el Karate-Do, Judo, Taekwondo, Aiki-Do etc., es más que simplemente aprender técnicas de combate. Es un camino de desarrollo personal, disciplina y autoconocimiento. Aunque puede variar según la cultura y la filosofía de cada arte marcial, generalmente sigue estos principios:

1. Respeto: El respeto es fundamental en las artes marciales, tanto hacia los instructores como hacia los compañeros de entrenamiento. Se aprende a respetar la tradición, la disciplina y el esfuerzo de quienes están involucrados en la práctica.

2. Disciplina: La disciplina es esencial para progresar en las artes marciales. Se requiere un compromiso constante con la práctica, la mejora continua y el seguimiento de las reglas y principios establecidos por el arte marcial.

3. Autocontrol: A medida que se avanza en las artes marciales, se desarrolla un mayor autocontrol emocional y físico. Se aprende a controlar los impulsos, las reacciones y a mantener la calma en situaciones de estrés.

4. Perseverancia: El camino de las artes marciales es largo y requiere perseverancia. A través de la práctica constante y la superación de desafíos, se desarrolla la capacidad de perseverar ante la adversidad y los obstáculos.

5. Honestidad: Las artes marciales fomentan la honestidad consigo mismo y con los demás. Se aprende a reconocer las propias fortalezas y debilidades, así como a aceptar la crítica constructiva y a aprender de los errores.

6. Humildad: A pesar de los logros y el progreso en las artes marciales, es importante mantener la humildad. Se reconoce que siempre hay más por aprender y que siempre habrá alguien más experimentado o hábil que uno mismo.

7. Compasión: Aunque las artes marciales involucran técnicas de combate, se enseña a utilizar la fuerza con responsabilidad y compasión. Se fomenta el respeto por la integridad y el bienestar de los demás, así como el deseo de ayudar y proteger a quienes lo necesitan.

Es el camino de la mente que se anticipa al primer gesto, a la primera palabra, al primer pensamiento de daño a nosotros mismos o a los demás injustamente. Es más que eso, es el arte de profundizar y trascender lo anterior y así alcanzar la plenitud, creando el mejor camino para que todos podamos transitar como hermanos y hermanas hacia ese universo que podemos crear dentro de nosotros mismos, ese lugar que hace del mundo un lugar mejor.

El entrenamiento Kaisendoka se centra en la capacidad de vencer en todo momento, incluso cuando sucede lo que muchos llaman derrotas. El estudio de técnicas y tácticas de lucha no es para el conocedor del arte del KAISENDO la más alta distinción, a él le guía una motivación más fuerte y más allá de todo límite, aquel que se guía por la percepción de sus ojos puede estar caminando hacia su propia ruina en lugar de hacia el autodesarrollo.

El camino a seguir puede asemejarse a una religión basada en la fe y desarrollada a través de la experiencia, la meta a alcanzar puede llamarse la búsqueda del correcto entendimiento universal, la facultad a desarrollar puede sintetizarse en el servicio y bienestar de las personas de todo el mundo sin divisiones de ningún tipo, bloqueando la visión de los ojos físicos y despertando el ojo dormido.

Si el Kaisendoka pierde el objetivo original, se convierte automáticamente en un elemento mortífero que alimenta a las fieras de la separación de la actividad y la lucha. El artista marcial debe encontrar aquello que le dará paz interior y seguridad, sin alterar el equilibrio de la mente y el cuerpo, sin permitir que la personalidad influya en el alma original, no hay otro camino para el que ha perdido el sentido del camino que ser consumido por su perversión, y su incesante conflicto y ambición de luchar.

Si el verdadero experto del KAIZENDO, se esfuerza por perseguir tenazmente la esencia del KAIZENDO, rechazando la envoltura encadenante y limitadora, derivada de la constante presión de su propio ego, inmediatamente este estudiante progresará y encontrará el secreto último de la invencibilidad,-«el saber quién es realmente, comprendiendo quién es el Uno.»

El luchador que quiera ganar la batalla para siempre debe estar en armonía con el Plan Universal, su discernimiento e intuición leerán los pasos de su destino. En total sintonía con el astral, y respetando la ley imparcial, guiado por un corazón de buena voluntad, puro y lleno de verdad, será toda la morada que el Kaisendoka necesita.

El arte del KAIZENDO a pesar de ser moderno y flexible busca lo que todas las artes marciales clásicas buscan desde hace siglos, «Respuestas» a través de la disciplina física, mental y espiritual, la correcta percepción de las ideas, las correctas interpretaciones de las enseñanzas, todo ello sin caer en el fanatismo ni en la devoción ciega, huyendo siempre de los extremos, para encontrar el verdadero camino, «el camino de los artículos medios revisados». Así que, amigo y hermano, «Abre los ojos de tu mente, y adáptate a lo nuevo como te has adaptado a lo viejo».

Si algo ha sido característico y análogo en la vida de los artistas marciales, puede decirse que es la fuerte determinación y la firme voluntad de seguir adelante contra los vientos más fuertes, es este fuerte espíritu indomable el que les permitió alcanzar resultados tan positivos como los obtenidos por los grandes maestros.

Les ofrezco, a través de estos párrafos, pasajes de la vida de los más famosos MAESTROS de las artes marciales, todos ellos prototipos dignos de ser seguidos por todos.

G.M. Dr. Juan José Díaz Martínez
10º Dan KAIZENDO
10º Dan Karate Jutsu

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